viernes, 11 de noviembre de 2011

Ni con eso


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- (...) QUE NI con toda esa pose de intelectual arrogante (aparente), ni con todos los fracasos perpetrados en secreto pareces sacar la cabeza del hormiguero, ni siquiera un rato a tomar el aire, a calentar un cigarrillo, a escuchar los diálogos que dices de ruido de palabras, toda la basura que brota de las cloacas (de las bocas). Y todo ello sólo por el mero hecho de creer que las horas muertas leyendo a Cortázar, leyendo a Joyce, leyendo a Hesse, que las ideas utópicas, la catarsis, el compromiso, 

la inflexión o los principios estéticos 
innegociables podrían rellenar un libro de palabras... las relaciones rotas (porque sólo importa escribir sobre cosas rotas), que alguna vez tuvieron algo especial (acéptame la expresión, términos cinematográficos consabidos), ya que sólo tus relaciones fueron especiales, ya que sólo las que a ti te besaron sabían besar. Y ahí estás, sentado frente al confesionario de la página en blanco, con la mente repleta de palabras inexplicables. 
Aunque, eso sí, siempre hay maneras y maneras de llevar las limitaciones. La tuya no es menos digna. Qué mas dá lo demás, qué te importa la gente. Tú no eres como ellos. Tú no estás dispuesto a renunciar, tú tienes una sensibilidad que no está al alcance de cualquiera. (...) Que tú no eres un mercenario de a libro por año, que tú respetas el oficio... 

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